Por:Nania Muñoz
Hernán Camacho de 63 años, cuyo origen es Armenia, desde hace 5 años vive en el interior del puente, ubicado en la avenida Suba con Boyacá. Cree fielmente en “un motivo para vivir” (González, 2014) y enfrentarse a lo que le traiga la vida. Dice que rendirse: no es un opción, ni para èl, ni para su amada, quien sufre de esquizofrenia. Su unión los mantiene juntos, no pierden la ilusión de tener una casa de nuevo.
A esta pareja les arrebataron su vivienda, miserables les hicieron firmar un documento. Por causa de su inocente acto, los despojaron de su casa, apoyándose en que: “¡Ustedes lo que firmaron fue la venta del inmueble!”(Sarasti, 2016). Lo dicho anteriormente fueron las palabras dichas por un policía. Del mismo modo se llevaron a sus hijos quienes quedaron bajo la custodia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Después de ese infortunado hecho, su hogar han sido los submundos. En la actualidad, Hernan atraviesa el puente por encima, evitando ser atropellado por los carros o algún TransMilenio, desciende por una ‘pequeña entrada’. Transita alrededor de unos 100 metros entre el pasadizo donde se encuentra las penumbras y el hedor a humedad, “una cama doble y algunas cosas más con las que han aprendido a vivir.(González, 2014)
Bajo los estruendos del ruido producido por los carros al pasar por encima del puente, él relata que llegó a la capital cuando tenía 10 años; lo hizo solo, luego de huir de los reiterados incidentes de violencia que tenía con su padrastro. Vendió revistas, videos, pornografía y hasta marihuana para poder sobrevivir y ahorrar para traerse a su mamá a vivir con él.
Posteriormente trabajó como: mecánico y ayudante de construcción. A la edad de 21 años conoció al amor de su vida. Hernán afirma que“en el momento que su madre falleció y una catarata le usurpo su vista por dos años, se quedó sin trabajo y tuvo que vivir debajo de varios puentes de Bogotá”. (González, 2014)
Desde entonces, Hernán limpia con regularidad el lugar, lleva a Marquesa a dar un paseo y cocina para su amada y para él; aprovecha el tiempo que le queda libre, “para salir a reciclar y recoge agua de un lavadero de carros”, que les sirve para su aseo personal. (González, 2014)
Referencias:
González, D. 2014. Hernán y Rosana, cinco años viviendo dentro de un puente. EL TIEMPO. Recuperado de https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-14019184. Consultado el 29 de marzo de 2020.
Sarasti, H. 2016. ¡Aunque viven debajo de un puente, los Camacho no pierden la esperanza!. Noticias RPTV. Recuperado de https://noticiasrptv.com/testigo-directo-familia-camacho-vive-debajo-puente/. Consultado el 31 de marzo de 2020.