Por: Jessica Andrea Gama Diaz
Las demoras en las grandes apuestas por destrabar a Bogotá opacan los logros de otros frentes.
La congestión vehicular en Bogotá es cada día más insoportable, quién no ha vivido la desesperación de estar metido en un trancón, en una buseta, en bus, en un taxi o en su vehículo particular, sintiendo la angustia de saber que no llegará a tiempo.
Evidentemente, la causa principal es la gran saturación del parque automotor, tanto particular como público, que se explica principalmente por el incremento de la población, el crecimiento económico y la expansión geográfica de la ciudad.
Ahora, como aparece publicado en la página de la secretaría de movilidad, haré una enumeración simple de algunas de las causas del problema:
- Permanente crecimiento de la cantidad de vehículos que ruedan en la ciudad.
- Atraso en la infraestructura vial. Casi que se puede afirmar que en los últimos 20 años, con excepción de la denominada Avenida Ciudad de Cali, los burgomaestres no han construido nuevas vías. Por el contrario se han angostado vías como la carrera 15 y algunas arterias principales como la Avenida Caracas para el Transmilenio.
- Pésimo estado de la malla vial. La sobretasa a la gasolina, creada para reparar la malla vial se desvió para el Transmilenio.
- La disminución del precio de vehículos por la revaluación del peso y el aumento del acceso al crédito han hecho que la gente tenga más posibilidad de adquirir automóvil particular.
- Falta de planeación y demoras en las obras públicas y reparcheo de vías.
Sin más medida, me remito a la fuerza pública que aunque aumentar el pie de fuerza toma tiempo y es muy costoso. De lo anterior resulta imperioso adelantar un análisis de efectividad de la fuerza disponible, y, por qué no, mencionar la redistribución inteligente de los policías y el diseño de presencia en los puntos de mayor frecuencia vehicular.
En otra instancia, El señor Coronel Rolfy Jiménez comandante de la seccional de Tránsito de Bogotá, menciona en la entrevista realizada que se articula el trabajo con la secretaria de transito para sacar medidas que favorezcan y dinamicen la movilidad.
La implementación del pico y placa, el desarrollo del operativos denominados de espacio público en los que se conjuguen esfuerzos para despejar las vías con el levantamiento de vehículos mal estacionados que perturben el tránsito en alguno de los corredores viales.
El apoyo tecnológico a través de drones con capacidad para levantar los croquis en tiempo record cuando de choques simples se trate, evitando con esto el desgaste de tiempo que toma una unidad de tránsito llegar al lugar de los hechos y realizar la labor de manera manual.
Finalmente, son ítems altamente complejos y de múltiples implicaciones. La Alcaldía lo sabe, y la ciudad lo reclama a diario. Es urgente destrabar tanto entuerto y poner a funcionar la capacidad gerencial de la que se jacta la Administración. También es cierto que en asuntos de movilidad no basta la estrategia gubernamental sino el papel que juegan todos los actores de esta, desde el Concejo hasta el ciudadano de a pie. Siendo la solución en estos frentes asunto de todos, aunque una de las partes no esté haciendo lo que le corresponde.
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