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Transformación de los medios: un cambio de comunicación y cultura
Karol Brigitte Preciado Sierra
Transformación de los medios: un cambio de comunicación y cultura
Los primeros procesos de socialización en la familia y la escuela son en muchos sentidos decisivos para el desarrollo posterior del individuo y para su autorrepresentación. Sin embargo, (…) en un mundo más impregnado por los productos de las industrias mediáticas, ha surgido un nuevo escenario a partir del proceso de autoactualización (Thompson, 1998).
Los mejores y más completos procesos de aprendizaje de la última generación se han dado a partir de los medios masivos, desde la infancia con la radio y/o la televisión hasta la llegada obligatoria de los medios tecnológicos virtuales como el computador y el celular. Sin embargo, es importante hacer un recorrido histórico, en primer lugar, para entender las transformaciones, no sólo en los medios sino en la industria globalizada de la que hacen parte, así como la ejemplificación de las incidencias que han tenido en la cultura.
La revolución tecnológica y la globalización, es una coyuntura histórica recurrente en las conversaciones interpersonales cara a cara o virtualmente, ya que somos “conscientes” de su efecto. No obstante, uno de los mayores impactos ha sido en la comunicación y en el conjunto de materiales usados para transmitir las producciones simbólicas, como la prensa, la radio o la televisión, denominados medios técnicos, para hacer llegar el mensaje a las masas, punto que tocaremos más adelante.
Los medios técnicos tienen características como la fijación y el almacenamiento de información, la reproductibilidad y la separación espacio-temporal, junto con implementar habilidades de codificación y descodificación de los contenidos. Al respecto, se aplica el poder simbólico, ya que es el uso de estas capacidades para intervenir en las acciones sociales con el fin de construir acontecimientos reales.
Sin embargo, el cambio más importante debido a la globalización, es el paso de estos grandes medios a empresas o corporaciones, convirtiéndose de inmediato en industrias mediáticas, haciendo uso en la información por medio del poder económico y político, con la dosificación de recursos materiales y financieros, y la coordinación y regulación de los contenidos simbólicos, respectivamente. De esta manera, los mensajes se privatizan junto a que los medios pierden su función inicial, la cual era mediar o transmitir información.
Ante estas nuevas condiciones, la sociedad es la primera afectada y sus consecuencias se manifiestan en la transformación de la comunicación de masas a una cultura segmentada, por lo que logran pasar a ser un activo actor de los productos, en cuanto a la temática, la duración y, lo más importante, el espacio – tiempo, causando reinvención de los procesos de homogeneización, bajo el uso del poder simbólico por el poder económico y político.
Según lo anterior, la importancia que se le da al espacio – tiempo se puede argumentar a partir de que el contexto de producción no es el mismo de reproducción u obtención del contenido. Un ejemplo de ello, es la filmación de una película, ya que no son bajo las mismas condiciones que se planea un guión o se ejecuta la grabación, edición o la difusión; además hay que tener en cuenta como los límites de la información están muy difuminados, originando que llegue a otros lugares con diferentes referencias de espacio y tiempo, con la dependencia neta de la decisión del receptor pero aconsejado por las industrias mediáticas.
Adicionalmente, se puede relacionar este concepto con las hibridaciones culturales, como la mezcla de todo un poco, pero generando un nada concreto o diferenciador, ya que no existe una identificación clara y está en constante renovación dentro de los procesos de la globalización. Esto lo podemos evidenciar en el propio concepto de cultura. Con base en Williams, la cultura se puede definir, desde el inglés, en un principio general como la tendencia a “cultivar (se) tanto para la agricultura como para el incremento del saber” (1979, p. 76).
Desde este mismo concepto ya existe una hibridación del lenguaje y la aplicación de la definición de cultura, desde el inglés, a una parte de la teoría que critica eso mismo. He aquí un resultado más de la globalización y efectos del poder simbólico.
Ahora bien, es importante acotar que la teoría académica con conceptos concretos se puede aplicar a ejercicios dentro de un salón de clases, como se realizó con los paisajes de diferencias. Uno de ellos se basaba en la creación de una representación teatral de la vida antes y después de los medios masivos. Allí se produjo la ejemplificación de sus impactos, acortando distancias, cambiando la percepción de la realidad, costumbres y enseñanzas ancestrales, así como la generación de oportunidades de visibilización a problemas sociales.
Según lo anterior, la globalización, más allá de las nuevas formas de entender el mercado, nos ha dejado el legado de la transformación de los grandes medios, el uso de los técnicos y claras capacidades estratégicas para una nueva forma de comunicarnos, con la constante intervención en la cultura, un ámbito que creíamos netamente real, natural y humano.
Referencias
Thompson, John B. (1998/1997). Comunicación y contexto social. En Los media y la modernidad: una teoría de los medios de comunicación (trad. Jordi Colobrans Delgado). Barcelona: Paidós.
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