“La privatización de la zona centro es un tema que nadie quiere tocar” afirmó Juan Marín Pérez.
Por: Lorena Rojas
Juan Marín Pérez, un joven bogotano que se dedicó a colaborarle a su padre en el negocio familiar, situado en el centro de la ciudad, se atreve a decir que, la nueva normalidad trajo consigo la privatización y el control de quienes transitan por los espacios públicos, que fueron destinados para la reapertura gastronómica de la ciudad.
Recordemos, que luego de la reapertura del sector económico en el país, se estipularon diferentes normas y protocolos con el fin de evitar la aglomeración de personas en determinados lugares de la ciudad, situación que para algunos comerciantes resulta incómoda, tal y como sucedió con Juan Marín y su padre.
Según Marín, las calles que anteriormente solían ser transitadas por un gran número de transeúntes, ahora se encuentran cerradas y controladas, permitiendo el acceso únicamente para quienes se dirigen a los restaurantes situados en el centro de la ciudad, conduciendo así a la pérdida de la culturalidad y el libre acceso a la vía pública.
Esta situación, sumada a la crisis económica que vivió el país durante la cuarentena, obligó a Marín y a su padre a cerrar su establecimiento, no solo por la falta de dinero; sino, también, por la prioridad que la alcaldía ejerció en la reapertura de los restaurantes más reconocidos, ignorando así las necesidades de los más pequeños.
“La reapertura hizo que muchas personas retomaran su trabajo. Pero, nos dejó en el olvido a quienes hasta ahora estábamos logrando ser reconocidos. El hecho de cerrar la calle y acordonarla solo para el ingreso de los que van a consumir algo, nos quitó la oportunidad de ofrecer los productos”. Afirmó Ignacio, el padre de Juan.
Adicional a esto, una de las principales molestias de quienes se han visto afectados por estas situaciones, es que las calles del centro de la ciudad siempre se han caracterizado por permitir el acceso al ocio y el esparcimiento, escenarios que no se han vuelto a presentar debido a las limitaciones que impuso por la alcaldía.
Frente a esto, Sergio Prada, quien trabajaba de manera informal en la plazoleta del chorro de Quevedo, afirma que: “Lo más preocupante es que ahora las calles ya no están disponibles para los que quieren recorrer la ciudad, sino que ahora se limita solo a los que deseen hacer parte del consumismo que se vive ahora mismo en El Chorro”.
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Por otro lado, debido al alto número de propagación del virus, la alcaldía decidió tomar medidas para disminuir los contagios, en donde se estableció el acceso limitado de personas a la plazoleta del Chorro de Quevedo, sin pensar en los efectos que tendrían el comercio que no ofrece alimentos y basa su economía en la cultura y el arte.
Sin embargo, hay quienes están de acuerdo con las medidas establecidas por la alcaldía, como Luis Martínez Rocha, quien afirma que es necesario disminuir el tráfico de personas en esta zona de la ciudad, ya que, no todo puede volver a ser igual que antes y hay que prevenir de cualquier modo el contagio.
“No se puede pretender que la ciudad vuelva a ser la misma, esta pandemia cambió todo. Además, si nos damos cuenta, las cifras de nuevo van para arriba y eso que hay sectores, como este, que no tienen acceso a todo el mundo, ahora ¿Imagínese donde sí? Sería peor la situación”, testificó Martínez.
No obstante, pese a esta situación, ninguno de los comerciantes se pronunció de manera pública, ya que, son muy pocos quienes manifestaron su incomodidad y rechazo a las medidas establecidas, en las que según ellos, solo se pensó en el bienestar de algunos y se dio paso a la pérdida de la vía pública.
Finalmente, es importante decir que el centro de la ciudad se ha caracterizado por ser un punto de encuentros masivos, que por bastantes años mantuvo la economía capitalina y que ahora mismo se está viendo afectada por la manera en la que el gobierno decidió asumir el control de este sector de la ciudad.
Al igual que Marín, muchos otros comerciantes se vieron afectados por “la privatización” de este y otros sectores de la ciudad, sin embargo, es importante considerar que aún con estas medidas, el aumento de la curva de contagios es notorio, según el Ministerio Salud, para el día de hoy se cuentan con 312.946 activos en Bogotá.
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El peso en la sociedad de la nueva normalidad
El chorro de Quevedo se resiste a la privatización