Realizado por:Daniel Quintero, Alejandra Sanabria ,María del Pilar Valenzuela Porras, Andrés Pemberty
Para muchos Chocó solo es un departamento más que ha sido víctima de la guerra y la inequidad en Colombia. Javier Ortiz Cassiani escribe al respecto “tan obstinadas como sus abundantes lluvias son las visiones que desde afuera se han construido de la región” y frente a la indiscriminada explotación de los recursos naturales sobresale una también histórica presencia estatal que se ve ante lo público como la que lleva el progreso pero que de espaldas guarda un modelo civilizatorio que no entiende las realidades históricas del territorio, la memoria de sus pobladores y la cultura afrocolombiana de la que por estos meses se ha hablado tanto a causa del asesinato de George Floyd en Estados Unidos, y que por obvias razones no debe dejarse de lado en este escrito, pero si debe aclararse que no es un hecho aislado delictivo.
Y es que pensar en las diferentes afrentas recibidas de la ciudadanía negra en el mundo sería indiferente si no vemos con ojos abiertos el trabajo que se está realizando para preservar las enseñanzas que cada vez están más en el olvido. Ese es el trabajo que ha realizado Rosa Murillo, Celia Perlaza y otro grupo de mujeres y hombres afrocolombianos durante más de 10 años en la localidad de Usme en la UPZ Alfonso López de la capital de Colombia, Bogotá. Se han encargado de rescatar la cultura afrocolombiana que las generaciones posteriores están aún perdiendo, llevando a cabo actividades en niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Desde el año 2005, cuando se conforma el colectivo, la lucha constante contra el racismo y la precariedad en la enseñanza institucional les ha permitido a la “Tía Rosa” como llaman con cariño a la Sra. Murillo y a Celia Perlaza tejer alianzas con entidades como la Policía Metropolitana de Bogotá, La Universidad del Área Andina, La Secretaria de la Mujer de Bogotá, el Colegio Estanislao Zuleta y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte para preservar la cultura afrocolombiana y extender un llamado de atención a las entidades frente a la falta de empeño que se tiene al educar a los niños y jóvenes en Bogotá sobre la variedad de historias y relatos étnicos y culturales que por intereses económicos y sociales son invisibilizados.
Pero mantener estas alianzas y generar unas nuevas ha creado nuevos retos para la Organización. La comunicación con las diferentes entidades, las personas de la localidad y los posibles interesados que aún no se han contactado de forma directa con FUCISPAC deben tener necesariamente la información sobre la organización de forma accesible y equiparable con los requerimientos digitales y presenciales a los que los seres humanos estamos cada vez más acostumbrados. Por eso, decidimos realizar una estrategia comunicativa en la que se potencializarán los canales de comunicación de la Oganización, informando de forma concreta y atractiva la misión, visión, historia y procesos realizados desde que comenzaron a trabajar en el 2005, y desde que se constituyeron formalmente en el 2009. Además, uno de los retos es volver económicamente sostenible a la organización teniendo en cuenta el potencial valor que se le puede dar al conocimiento y las habilidades innatas con las que cuentan los integrantes de la misma, entrelazados por un fuerte acervo cultural que es llamativo frente a una variedad de públicos que se interesarían en conocer la comida, la historia, el baile, la sabiduría médica y muchos otros conocimientos de los integrantes de FUCISPAC.